lunes, 31 de diciembre de 2012

¡Feliz y sangriento Año Nuevo 2013!


A todos vosotros
vampiros de la oscuridad
que muchos oscuros
cielos sobrevolásteis
os deseo un feliz y
sangriento Año 2013.

Ahora mismo una
placentera y oscura
fiesta de sangre
y dolor, para vosotros
hemos montado
para satisfacer
vuestra ardiente sed.

Una escalofriante
bienvenida a nuevos
fríos inviernos, repletos
de gélida nieve, queremos
dar y seguir alimentándonos
de otras inocentes almas,
que nos ayuden a llenar
nuestros agujeros negros.

Venid si queréis
a celebrar esta noche
de luna llena tan especial
a mi castillo, y dulces bailes
desgarradores con miles
de colmillos, que hacia rojos
pétalos durmientes bajo
oscurecidos ataúdes
se quieren llevar, encontraréis.

lunes, 24 de diciembre de 2012

¡Feliz y sangrienta Navidad a todos!


A toda este mundo
repleto de vampiros
sedientos de sedal
os deseo una eterna
y Feliz Navidad
y un Próspero Año
2013 lleno de sangre
nueva, de la que beber.

Entre la congelada
nieve, que ahora mismo
viste, este desolado paraje,
espero que abráis
con este ritual, una puerta
hacia oscuros parajes
repletos de soledad.

Os pido por favor,
que entreguéis a esas
necesitadas almas,
un frío invierno, en donde
sentir, que acompañados
estamos, por un sentimiento
de eternidad, que allá
donde vamos, nos persigue.

Oh amadas tinieblas,
os entregamos nuestros
cuellos; haznos tuyas
y dinos como saciar
nuestros pálidos labios,
con la soledad de otros
que ahora, por estas fechas
no saben que hacer con ella.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Sáciate de mi





Sacia esa tentación
que lentamente
mis sangrientos
labios sienten, por
probar la dulce
fragancia, que guarda
tu hermosa eternidad.

Entre furiosas tormentas
acompañadas de fuertes
vientos de fríos inviernos,
ayuda a mi oscura alma
a detener el tiempo
en miedo de un dulce
placer, imposible de detener.

Tu penetrante y irresistible
voz, quiero volver a escuchar,
pregándome una y otra vez
que te entregue de nuevo
mi sangre, eternamente,
y compartir una soledad,
que por siempre me acompañó.

Bajo hermosas noches
de luna llena, quiero ver arder
entre tus gélidas, pero cálidos
infiernos tu cuerpo; abracémonos
y entre grisáceas lápidas,
devorémonos; quiero que sean
testigos, estos rojos pétalos
de este oscuro ritual de amor.

sábado, 8 de diciembre de 2012

¿Cuales son vuestros miedos?

Con cada uno
de los rojos pétalos
mis gélidos inviernos
deseas vestir, y teñir
con estos sangrientos
besos, cada rincón
de esta eternidad.

Oh inocentes humanos
que ante tal terrorífica
pero hermosa belleza
vestida de inmortalidad,
ante sus pies os rendís,
con deseos de sentir
sus afilados colmillos
atravesar vuestros cuellos.

Cada noche de luna llena,
sus azulados ojos
de roja sangre se tiñen,
haciendo prender con mucha
intensidad, las llamas
de tales ansiadas tinieblas.

Si lo que tanto queréis
es ser eternamente sus sirvientes,
nunca temáis a su oscuridad;
dejad que conozcan vuestros
miedos más terribles, que no os
dejan dormir pueda yo conocer
y unas sangrantes espinas
serán quienes os acompañen
en este solitario ritual.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Borra todo el pasado


Tus gélidos inviernos
a mi alma acudieron,
buscando una respuesta
a esos enigmas
que esa enigmática
oscuridad esconde.

Pálidas gargantas
sedientas de sed,
a recónditas arboledas
disimuladamente,
atraviesan aquello
que creíamos imposible.

Lo que buscan
alrededor de la negra
oscuridad, son unos colmillos,
que sepan el remedio
de como borrar de mi alma,
los signos de un pasado
que a la luz no quiere salir.

Oh amada eternidad,
ayúdame a que ese dolor,
que me mantenía en flote
entre las tinieblas, nunca
se hunda; entregame tu sangre,
y de estas embriagadoras
rojas rosas, nunca te alejes.

Imagen extraida de la página Dragoart

viernes, 16 de noviembre de 2012

Tus sangrientos besos

Para sobrevivir entre mundos
vestidos de tinieblas,
lo único que en vida aún
me mantiene, es alimentar
mi gélida alma, con tu dulce
y embriagadora sangre.

Me sabe tan bien cada gota
de tu eterno cáliz, derramarse
muy lentamente, por mis pálidos
labios, que me lleva arrastrando
hacia unas ardientes tinieblas
de las que nunca salgo.

Oh grisáceas lápidas,
abrid vuestras impenetrables
puertas y junto a una fría
y roja desnudez, llevadme;
bajo la luna llena, quiero sentir
ascender hacia su oscuridad.

Y sus afilados colmillos,
deseo verlos clavarse
muy poco a poco, en mi cuello;
por favor, bajo este anochecer
teñido de sangrientas espinas,
deseadme, y para toda
la eternidad, os poseeré.

Imagen extraida de este link

lunes, 12 de noviembre de 2012

Esclavo de un sangriento juego


Esclavo de rojas pasiones
sin luna llena, que las embriague,
convive su alma, soñando
con un presente, que adentro
de su gélida alma, por siempre,
adentro de su pasado retuvo.

¿Quién sabe, des de que tal
congelado cuerpo, por solitarios
caminos, pintados de vacíos
inviernos, cuando la noche a
tus blanquecinas sábanas,
acuden, porque de inocentes
seres, te alimentas?

Ardientes en deseos,
de darles tu beso de la muerte,
para ti la sangre, en tu dulce
droga, cada anochecer, se
convierte; a un juego inmortal
lleno de placer y dolor, del que
parece imposible de escapar.

Pero como siempre, tu corazón,
inquietamente palpita, sin lograr
dominar sus ardientes deseos,
de clavar sus afilados colmillos,
sobre jóvenes y irresistibles
brazos, que a mi vienen,
para que la vida eterna, les de.

Imagen extraida Luis Cordero

lunes, 5 de noviembre de 2012

Ataca a mi eternidad


La oscuridad llega
mi sed se desborda
vienes cada noche
de frío invierno
a atacar mis rojos
ríos, que de forma
inevitable, pintados
en su piel, están,
del color de la muerte.

Cada rincón de tu gélida
piel conozco,
de las profundidades,
un ardiente infierno,
por minutos asciende
alrededor de murciélagos
que testigos quieren ser
de tal feroz acto de placer
y dolor que de la mano,
ambos van cogidos.

Aquí me tienes y
provoca en mi
un apetito sexual;
entrega a estas dos
congeladas garras,
lo más eterno, que en ti
existe, tu inmortalidad.

Una luna llena tras otra
en mi soledad, espero,
a que tus afilados colmillos
en mi cuello, atraviesen,
y me digan lo irresistible
que es poder alimentarme,
alrededor de los muros
de este ataúd, de ti;
por favor, de mi no te alejes.

viernes, 26 de octubre de 2012

En la eternidad quiero despertar






Si en la inmensa
lejanía, que a nuestras
pálidas almas, nos
separan, dime
si esta noche de frío
invierno, a mi congelada
alcoba, vendrás.

Ni un minuto más
de esta eternidad,
mis congeladas garras
quieren perder;
imposible es de soportar
el ver, como otros,
de tu sangre, se alimentan.

Desde que por primera vez,
bajo el radiante resplandor
de la luna llena, tus afilados
colmillos brillaron, imposible
fue de borrar de mi interior
la escalofriante imagen
de tus labios teñidos de rojo.

Sobre tus congelados
inviernos, al anochecer,
quisiera despertar, y saber
el porque, cada anochecer,
te pasas, saciando tu sed,
en otros cuerpos, en los cuáles,
nunca calmarán tus ansias
de saber, que es la eternidad.

sábado, 20 de octubre de 2012

El beso de la muerte


Negro anochecer,
una espesa niebla,
enigmática y
desolada paz,
yace durmiendo
su sangrienta alma.

Misteriosos secretos,
mucho dolor en su interior,
inquietantes miedos,
que no le dejan dormir,
hermosa oscuridad en ti,
roja sangre en tus venas.

Oscuros latidos,
de ardientes infiernos,
un ineseperado destino,
que a lo largo de los siglos,
espera la eternidad, hacer
real, sería el que mis negras
alas, debía sobrevolar.

En la irresistible fragancia
de estas rojas rosas,
que tu ataúd cubran,
quiero ser, y con el beso
de la muerte, mi rojo
ritual de sangre, completar.

lunes, 15 de octubre de 2012

Happy birthday Jyrki69


Lo hago con un dia de atraso porque su cumpleaños fue ayer dia 15 de Octubre se me pasó de hacer         el poema ayer, pero espero, que de todas formas, os guste mucho el poema :-)


 A esos afilados colmillos,
que cada anochecer, cada gota
de su sangre, entrega,
a quienes, en su soledad,
se sienten tristes.

Oscuros cielos, repletos
de espinas, traspasas,
con cada una de esas hermosas
canciones, en las cuáles,
a la inmortalidad, cantas.

Muchas de ellas, oscuras
arboledas, sobrevuelas,
en busca, de esa eternidad,
que de rojo, tiñan, cada
una de tus venas.

Muchos de esos rojizos
pétalos, son el más preciado
regalo, que unos sangrientos
labios, como muestra de
adoración, a tu azulada
mirada, puede recibir.

domingo, 7 de octubre de 2012

Sedientos de sed


Los fuertes vientos,
que a estos viejos
muros, que desean
derrumbar, una extraña,
pero oscura presencia,
sienten acercarse.

Sin esperarlo,
las puertas de mi
castillo, se abrieron;
era tan enorme,
que imposible era,
de poderla dominar.

Provenía esa energía,
de unos afilados colmillos,
que durante siglos,
hasta lejanas montañas,
capaces, se sintieron,
de perseguirme, hasta aquí.

Desafiantes, pero a la vez,
radiantes como la luna
llena, me preguntaron,
si esta noche de frío invierno,
sus sangrientos instantes
llenos de dolor, por sus dulces
pétalos, si pueden ser abrigados.

domingo, 30 de septiembre de 2012

¿Donde estás, eternidad?


Angustiosos mares,
tuve que atravesar,
para después, llegar,
a abrazar, los palpitos
de alguna pálida alma,
que eternamente,
junto a mi, desee estar.

Lentamente, esta sed,
que cada noche, de frío
 
invierno, en los inmensos
infiernos, me quema,
sin saber, cuál hermoso
rostro, de rojos labios,
que toda esta sed, calme.

A lo largo, de un durísimo
camino, repleto de espinas,
sin pétalos, que de esta gélida
nieve, las abrigue, bajo la negra
noche, una interminable lucha,
emprendía, en busca, de algún vacío
ataúd, que grabado esté,
cada uno, de sus sangrientos besos.

En busca, de esa novia, que vestida,
fue, por la inmortalidad, buscaba,
para sentir, de nuevo, esos afilados
colmillos, que muchos solitarios
anocheceres, mi cuello, atravesaban,
y que me decían, que la otra mitad,
de la luna llena, que nuestras sábanas,
iluminaban, para unirse, por siempre.

viernes, 21 de septiembre de 2012

¿Porque me siento asi de triste?

 

Oh, venerado conde,
digame por que,
a cada instante,
mis azulados ojos,
no pueden detener,
este sangriento mar.

Oh, amada mía,
lo que derramas,
son dolorosos ríos,
creados, por los miedos,
que hasta este lugar,
junto a mis afilados
colmillos, te llevaron.

Lo que desesperadamente
llevas buscando, es dejar,
bien lejos, lo que antes
amabas, para recuperar,
en mi pálido cuerpo,
todo aquello, que entre
gélidas noches, te faltó.

Lo que estás pidiendo,
con mucho placer,
te puedo entregar;
junto a mi, quédate,
y sabrás, lo mucho,
que esperé, recibir, a
alguien, que pidiera,
alimentarse, de mi sangre.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Déjame entrar




A las profundidades,
de la irresistible fragancia,
de unas rojas rosas,
dulces, pero a la vez,
dolorosas, como su verde
tallo, repleto de espinas,
déjame entrar.

Lentamente, el ardiente
calor, que desprenden,
tus eternos brazos,
déjame entrar; repliégalo,
y a mi pálido cuerpo, hazle
saber,lo mucho que aman,
adueñarse, de lo imposible.

Entre los gélidos muros,
de tu vacío y solitario ataúd,
déjame entrar, y entrégales,
con tus afilados colmillos,
esa sangre, que importante,
llegó a ser, convirtiéndose en
su alimento, para sobrevivir.

Los resplandecientes rayos,
que desprenden, una bellísima
luna llena, entre grisáceas lápidas,
veamos, como brilla, y juntos,
pidamosles, que cubra, este frío
hielo, los latidos de nuestras almas,
que solas, nunca más, pueden estar.

viernes, 7 de septiembre de 2012

THE 69 EYES - Official 'X' Trailer (PART 3)

Los famosos vampiros de Helsinki este mes de septiembre sacan nuevo disco que se titula X. Tiene mucho que ver con los 10 años que cumplen en el mundo de la música. Si queréis informaros y haceros fan de su música aqui os dejo enlaces a los cuales entrar para informaros sobre ellos.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Gélidos recuerdos de mi eternidad


Hace siglos, fue, en este,
mismo lugar, donde, todos los
pétalos, de estas rojas rosas,
bajo la luz de la luna llena,
como nunca, lo habían hecho,
se vieron, resplandecer.

Una sangrienta y radiante
pasión, guardan, después,
que las notas, de un precioso
violín, que hundido entre
las olas, de este mar,
del que entristeció, salió.

Muchas de esas canciones,
llenas de angustia y dolor,
dirigidas iban, hacia unos
afilados colmillos, que sedientos,
por alimentarse, de mi oscuridad,
en la parte, más profunda,
de lo fúnebre, se adentraban.

Lentamente, junto a ellos,
recuerdo, como cerré los ojos,
para transformarme, en la otra
mitad, que le falta, a sus eternos
abrazos, que tanta falta sentían,
de retener, cada gota de mi sangre,
que ayudaba, a calmar, toda su sed.

domingo, 26 de agosto de 2012

Los oscuros muros de tu eternidad, abrelos


Los oscurecidos muros,
de tu enigmática eternidad,
ábrelos, para que lentamente,
cada uno, de sus negros
túneles, pueda conocer.

Las verdes arboledas, de tus ojos,
son, sin esperarlo, las fuistes pintando,
con el color, de la roja sangre, que
por cada una de tus venas, angustiosa,
la bendición, de esta gélida nieve,

Desea lo mismo que yo, que es,
sentir, como se van recreando,
por sus pequeños copos, oscuros
versos, que al anochecer, escritos,
se verían, entre los muros, de un
vacío ataúd, de rojizas pasiones.

Pero, por el frío viento, que corría,
por aquí, con mi mortal cuerpo,
te topaste, para acabar entregando,
lo eterno, a unos labios, que desean,
expresar, en un libro, el porque,
quisiste, trasladarme, a tu muerte.

El motivo, por el cuál, en tu otra
mitad, me convertiste, abandonado,
en un rincón, de este cementerio, quedó;
con tal de abrazar los sangrientos besos
y las caricias, esperadas, por mi piel,
lo que pase, fuera de aquí, me da igual.

martes, 21 de agosto de 2012

Mi seductora palidez


Es tan seductora, mi pálida piel,
que imposible, resulta, para la
ignorancia, de dejarse llevar,
por un oscurecido sentimiento,
que de la eternidad, fue renaciendo.

Sueñan mis afilados colmillos,
con atravesar, algún dulce cuello,
que desee, transformarse, en otro,
mucho distinto, en el cuál,
las cicatrices abiertas, poco a
poco, se vayan cerrando.

El amor, que el anochecer, entrega,
muy sangriento, resulta, que lentamente,
lo único, que quiere, el negror,
de su cabellera, es verse envuelta,
entre rojos pétalos y dolorosas espinas.

¿Quien quiere saber, lo mal,
que a lo largo, de muchos siglos,
he estado pasando, para llegar,
a verse, por fin, mis fríos labios,
repletos, de una irresistible sangre?

Si todos, queréis saberlo, al escalofriante
infierno, entregad vuestros cuerpos,
y observad, como lentamente, traspasa,
la gélida nieve, vuestros cuerpos, hasta
lo más profundo, de lo desconocido, y de
mi inmortal sangre, podréis beber.

sábado, 18 de agosto de 2012

La sangre es mi abrigo


¿Porque, uno a uno, los demonios, todos mis sentidos, los demonios, en medio, de grisáceas y frías lápidas, deben controlar, hasta inconscientemente, no ser capaz, de dominar, todo este dolor?
Parece ser responsable, esta sed de sangre, que me hace volver, atrás, en el tiempo, para reencontrarme, con unos viejos enemigos, de un pasado, que de estas lejanas arboledas, teñidas de negro, creí dejar a
trás.

La manera, de como borrarlos, de estos oscuros pinares, que a lo largo, de mi pequeña existencia, que a una desolada eternidad, entregué, sigo buscando, sin haber encontrando, pero no contento, con esto, desea resolver, mi curiosa mente, el enigma, que se esconde, alrededor, de la pregunta, que una y otra vez, me llevo haciendo, y que seria, la que me lleve, a combatir, contra las cicatrices, que del mismo infierno, se abrieron.

Quien quiera, a mi lado, unirse, a esta batalla, será quien, testigo sea, de unos duros combates, que hasta ahora, desconocidos son, hasta por quienes, conocieron, solo una parte, de mi ennegrecido mundo, que poco a poco, se fue oscureciendo, siendo imposible, de saber, lo enormes, que son, mis deseos, de romper las barreras, que me impiden, de convertirme, en la gélida nieve, que afuera, no deja de cesar, y alguna solitaria piel, poder abrigar.

El porque, debo cumplir, esta misión, es algo, que llevo esperando, hacer, para que los muros, de mi ataúd, en su insaciable paz, puedan descansar; están esperando, que mis afilados colmillos, se introduzcan, sobre algún hermoso cuerpo, que pintado, de una sangrienta pasión, desmesurada, con su desnudez, logre alimentar, sus ardientes momentos, de amor, que solo, la muerte, sabe, como es, y que alrededor, de la dulce fragancia, de rojos pétalos, me envuelva.

domingo, 12 de agosto de 2012

Lejos de tu sangrienta eternidad estoy


Celestes cuerpos, de esta nauseabunda oscuridad,
eternos, por los siglos, bajo las gotas de sangre,
que entre las ruinas, de un abandonado castillo,
nos encierran, alejándonos, del amor, que ambos,
sentimos, a la elegancia, que viste, nuestra pálida piel.
 
Llega a tal apartado rincón, de estas oscuras
arboledas, una soledad, que rota, en pequeños
trozos, espera, ser recompuesta, por una oscurecida
alma, que teñida, de blanquecino invierno, con el
abrazo de la muerte, cierre, todas sus cicatrices.

Por solitarios caminos, bajo un gélido viento,
que casi, me corta el aliento, por un pequeño
instante, de mi eternidad, sentí en falta, el calor,
de otras pálidas manos, que junto a las mías,
bailen al ritmo, de los latidos, que dictan, las sombras.

Cada anochecer, entre las ramas, de este árbol,
espero, a ver, si tus congeladas curvas, que en el tiempo,
se detuvieron, por este lugar, aparezcan; de nuevo,
después, de saber, si sigue siendo, inmortales,
esos rojos labios, que mi cuello, atravesaron.

Eterno, de nuevo, deseo sentirme, a tu lado,
y a través, de tal enigmática calma, que se respira,
experimentar, una sangrienta tortura, de la cuál, conocedores,
son, tus afilados colmillos, y juntos, embriagarnos,
alrededor, de la dulce fragancia, de unos negros pétalos.

lunes, 6 de agosto de 2012

Abrazar la soledad


La imagen es de la dibujante Victoria Frances

Oh, cálidas como el ardiente fuego, que crecía, de las profundidades, del mismo infierno, eran, tus caricias, que desearia, a toda costa, retener, entre mis pálidos labios, tu sangrienta eternidad, para que vuelvan, un anochecer más, mis garras, a atravesar, cada rincón, de tu piel, que despertó, en mi, muchas de las lunas llenas, que faltan, en el interior, de mi alma; alrededor, de estas congeladas sábanas, muchos de los rojos pétalos, que son tus brazos, es aquello, que ahora, tanto me falta.

En la oscuridad, de la noche, veo, como camina, tu inmortalidad, en busca, de
algún
lugar, en el cuál, refugiarse, de quienes, lo desterraron, de su tierra, y todo, por alimentar, sus venas, de inocentes seres, que son quienes, en realidad, en mi, buscan sentirse bien, para nunca sentir, como les consume, cada vez más, los miedos, creados, por los demonios, que suelen hacer, acto de presencia, cuando desaparece, el negro manto, de este azulado cielo.

Pero, entre las lejanas montañas, donde en la profundidad, de esta blanca nieve, dejan mis pálidos pies, su huella, fue, donde mis sueños, de reinar, sobre las oscuras arboledas, abrigadas con su congelada tormenta, los ríos, que recorrían, por cada rincón, de mi piel, por fin, fueron derramados, sobre unos
ennegrecidos
y elegantes cabellos, que junto a los mios, quisieron arrancar, de su interior, aquellos puñales, que por un tiempo, dieron, por muertos, a los latidos de sus corazones, que querían abrazar, su dolor.

Muchos mares, atravesó, hasta llegar, a saber, el verdadero significado, de lo eterna, que es su vida, que repleta está, de obstáculos, que tuvo, que superar, para llegar, a ver, como sus afilados colmillos, se
veían, bebiendo, del rojo cáliz, de tal hermosa apariencia, que vestida, de una rojiza pasión, su cuerpo, quiso prestar, para que lo convierta, en mi otra mitad, y así, cogidos de la mano, caminar, por los mismos lugares, por los que solitariamente, vagué.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Un sangriento comienzo

 

Los puntiagudos picos, de los tejados, de una antigua iglesia, cuando el negror de la noche, empieza, a despuntar, es cuando, de un solitario ataúd, se despierta, un tenebroso ser, que vestido, de una oscura aurora, que sabe a muerte, a relatar, alrededor, de las calles, de esta gran ciudad, a derramar, por cada uno, de sus bellos rincones, aquellos sangrientos besos, que fueron reclamados, por mi su amada dueña, que es la luna llena.

Vagar, alrededor, de su inmenso vacío, muy lleno de oscuros secretos, aún sin descubrir, es aquello, que le mantiene atado, al motivo, del porque, esta eternidad, le resulta ser, tan dulce; al lado de unas frías figuras, en forma de ángel, que custodian, cada minuto, que voy perdiendo, son quienes, ayudan, por un instante, a que no se haga, tan angustioso, el esperar, junto a ellos, a que el azul del cielo, venga por fin, a abrigar, mis congelados anocheceres, que se fueron convirtiendo, para mi, en una pesadilla.

En esos pequeños momentos, que tantísimo aprecio, lo único, que lograría hacer compañía, a mi pálida alma, ahora mismo, sería el escalofriante calor, de unas oscuras alas, que corriendo, acudan a mi, para llevarme, volando, hacia las hojas, de aquel libro, que entre las tinieblas, con su propia sangre, escribía, para poder, después, convertirme, en el protagonista, de lo mucho, que duelen, las cicatrices, que por culpa, de esta odiosa y amarga soledad, abrieron en mi.

Vestido de negro, un femenino rostro, con cuerpo de mujer, en las blancas sábanas, de un conquistador dormitorio, muy lentamente, me desnudé, para que se saciara, del rojo vino, tan buscado, por muchos curiosos, que se mueren, por querer probarlo; rápidamente, sin que notara dolor ninguno, sus afilados colmillos, mi cuello, atravesaron, dejandome rodear, por las ardientes llamas, que venían, de sus gélidas manos, que acariciándome, fueron dándole, un comienzo, a una oscura historia, que comienza, en lo eterno.

El dulce sabor de lo eterno


Por el momento, por las gélidas sábanas, de esta solitaria y fría cama, aún no ha logrado atravesarlas, ninguno de los afilados colmillos, que conviven, en este oscuro mundo, hundido en las profundas tinieblas, que sepa rodear, alrededor, de la pálida presencia, que les rodea, lo más valioso, que les hacen ser, quienes son, los seres de la oscuridad; no soporto, ni un solo minuto más, de esta eternidad, sin beber, de la roja sangre.


Quien desee acogerse, entre los cuatro muros, de mi castillo, encantadisima, os abriré, las puertas, para que vuestros mortales cuerpos, lentamente, se sientan, por completo, embriagados, por el dulce aroma, de los rojizos pétalos, de las rosas, que adornan, el centro, de esta mesa, que llena, está, con los dulces placeres, con los cuáles, se alimenta, cada anochecer, mi alma, una vez, que sale, de mi ataúd, dispuesta, a derramar, a su paso, mucho dolor.

Pero mientras, desesperadamente, vagaba, en busca, de la respuesta, a la pregunta, que llevo haciendome, desde hace, muchisimos siglos, y es la siguiente: ¿Porque, los seres humanos, sienten, tantísimo miedo, hacia seres, como nosotros?
De pronto, una profunda y oscurecida voz, vestida de negro, vino y me dijo: Todo es, porque temen, a aquello, que tanto, desconocen, de ellos mismos; cuando una canción, de despedida, un violín, durante noches, a la muerte, le canta.

Entristecida está, la luna llena, a la cuál, no he podido aún, contrarle, lo mucho, que deseo, que estos ardientes deseos, se hicieran, realidad, pero, quien puede solucionar, esta coyuntura, es el desplegar, la elegancia, que viste, mi piel, para verse desnuda, en los brazos, de lo más perecedero, que haya conocido, hasta ahora, que abrace, bien fuerte, mi podrido y envejecido cuerpo, que gracias, a tal belleza, llena de misterio, no se quede, sin alimentarse, de ese cáliz, que suele empujarme, a quererlo, todavía más.

miércoles, 25 de julio de 2012

Amiga soy de las sombras


Amigas son las sombras, de mi pálido ser, que vestido de una impactante y enorme oscuridad, camina, en busca, de saciar, sus pálidos labios, pintados de roja sangre, con el embriagador y dulce líquido, que mis afilados colmillos, sin parar, una noche tras otra, en medio de la soledad, que me invaden, se pasan buscando, para complacer, sus ardientes deseos, de transformar, a inocentes y mortales cuerpos, en la otra mitad, que pertenece, al mismo infierno.

Cada luna llena, de forma elegante, todo su resplandor, sale a relucir, con sus resplandecientes rayos, que impactan, sobre un desolado ataúd, que espera recibir, alguna otra presencia, que sinceramente, probar con todas sus fuerzas, desee, mi sangre, hasta llegar a completar un ritual, que durante miles de siglos, en estas tierras, se lleva realizando, y que aún, bajo la inmortalidad, que entre nosotros, existe, se sigue haciendo.

El amor que existe, hacia el negror, que cubre, este manto, es tal, que quisiera despertar, alrededor, de los sangrientos besos, que cubran, mi piel, después, de haber desplegado, tras las puertas, de mi castillo, mis alas, para alzarme, hacia lo más alto, con un baile de medianoche, del que todos, los que están aquí, se acuerden, quien manda, entre la hoguera, que alumbra, una cena, de la cuál, lentamente, fui disfrutando.

¿Quienes, embriagados vienen aquí, por el irresistible aroma, de la muerte, en realidad, lo hacen, porque quieren convertirse, en el gélido hielo, que cubren, mi rostro y mis manos, o solamente, lo hacen, para saciar su curiosidad, y así, pensar, que siendo, como yo, podrán burlar, a la misma autoridad, que son mis afilados colmillos, que ansiosos, esperan, a sentir, como profundizan, en muy pocos segundos, en muchos túneles, bañados, de un doloroso placer, jamás expresado, por nadie?

martes, 24 de julio de 2012

¿Que le sucede a mi oscuridad?


¿Que le sucede a la oscuridad, que envuelve, a mi inmortal alma? Parece, como si lentamente, estuviera a punto, de desaparecer, de mis venas, unos embriagadores y dulces sueños, que en pequeños trozos, esparcidos, entre las hojas de un libro, que vacío, se encuentra, sin los latidos, de unos pálidos y sangrientos labios, que aquello, que más desean, es hacer revivir, de nuevo, a quienes, me hicieron ser, quien ahora soy.

¿Como puedo hacer renacer, de frías y grisáceas lápidas, quienes, durante muchisimos siglos, en el escalofriante calor, de la muerte, se encuentran, de forma ininterrumpida?- pregunté
La única solución, para entregarles, en las tinieblas, una nueva vida, es permitir, que unos afilados colmillos, como los tuyos, sin esperarlo, se vean clavándose, en el interior, de su piel, que echa de menos, ser abrazada, por los muros, de un terrorífico castillo.

El ver, como aún, solitariamente, sigo vagando, por burdeles de mala muerte, desnudando, mi gélido cuerpo, a otro ser, y bebiendo, de otra sangre, que no sean, la suya, lo único, que consigue hacer, es que incompletos, se vean, mis azulados ojos, con ver, nada más, como los minutos y las horas, van pasando, entre un podrido mundo, que poco a poco, va avanzando, y no poder hacer, absolutamente nada, por detener, quienes quemaron, en lo más profundo, del abismo, los oscuros versos, que escritos fueron, por el hielo de mis manos.

Espero, a que el tiempo, por fin, se detenga, en este preciso momento, para aprovecharlos, poco a poco, junto los rojos pétalos, de unas empobrecidas rosas, que en forma, de un precioso ramo, esperan ser recibidas, bajo el hielo, que cubre, unas frías sabanas, para devolverles, durante miles de lunas más, aquellos instantes, que por muertos, en el interior, de mi desolado corazón estén, en realidad, desean, volver a vivirlos, para nunca más, separarse, de quién, mis vacíos anocheceres, muchas veces, abrigó.

miércoles, 18 de julio de 2012

Aún me siento vacío


Después de teñir, con la roja sangre, que me mantiene, en vida, por mucho, que alimente, mi alma, con ella, parece ser, que al azul cielo, de mis ojos, les falte, la oscurecida pasión, que hace siglos, junto a mi blanquecina y congelada nieve, que acompañado, de ella, caminaba, dejando abrir, en medio, de esa escalofriante sensación, las ansias, que sentía, por escribir, en uno de los troncos, de unos pinares, pintados de blanco, con mi propia sangre, la palabra eternidad.

Solitarios y sedientos, están, los muros de mi castillo, que a medida, que miles de anocheceres, van pasando, parece, que las rosas, que adornaban, toda esta elegancia, notaran lo mismo, que ahora yo siento; lentamente, se van pudriendo, hasta convertirse, en aquello, que odiado es, por todo ser humano; lo que tanto repugnan, de nosotros, es el miedo, a que nunca más, sus corazones, vuelvan a latir, de la misma manera, que a nosotros, nos late.

¿Acaso será, porque aún, no he llegado, a retener, entre mis eternos brazos, esa palabra, que a nosotros, una radiante y preciosa luna llena, bajo la noche, con esa belleza, que le hace ser, la única estrella, entre las sombras, nos suele expresar? De nuevo, las vidrieras, que van a parar, a mi dormitorio, les da la bienvenida, para recibir, como siempre, sus sabios consejos, que en mi escudo, se transformaron, olvidando, por completo, unos jardines, florecidos de rojas rosas, que parecen, para mi, no florecer.

¿De unos alborotados y enfurecidos ríos, que a punto están, de explotar, quien logrará, detener, toda esta furia, que parece dominar, todos mis sentidos?- le preguntó.
Y la luna, responde: Por favor, controlalos, y no dejes desperdiciar, una sangre, que podría, ser alimento, de unos sangrientos besos y de unas frías caricias, que borren, en ti, todas las cicatrices, que de repente, abrieron las puertas, de las tinieblas.

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