Oh roja luna que todos
mis negruzcos anocheceres
iluminas,a esos afilados
colmillos conmigo traelos.
A tus feroces fieras
sedientas de sangre,
junto a esa negra ropa
que vistes,poco a poco,
déjala escapar.
Tan pálida como la fría
nieve pero ardiente como
los ardientes infiernos
es esa irresistible sangre
que por esos intensos
ríos recorre.
Bajo un blanquecino
y gélido manto,
ese sangriento beso
que durante siglos
esperé entregamelo.
Tras fragantes y rojizos
pétalos de rosas que miles
de mausoleos adornan
como una bestia salvaje
fuera de control,sacia tu sed.