Lo sangrientamente eterno,
para mi pálido cuerpo
es sentir resucitar de miles
de infiernos tanta inmortalidad
que por oscuros parajes se perdió.
Amo sentir miles de lunas
llenas resplandecientes
reflejarse en el interior
de mi vacía alma que
alrededor de los grisáceos
muros de este mausoleo está.
Tanto dolor de estos afilados
colmillos hago sentir que en
frías noches de invierno, muy
lentamente,en seres humanos,
toda mi sed voy saciando.
Rojizos pétalos,a los desolados
muros de mi impenetrable ataúd
a mi venid;cada diminuta gota
de vuestra inunda mortalidad,
a las llamas que mi congelado
ser rodean,entregadla.
En mis oscuros esclavos convertíos
y permitid que los fríos copos
de esta gélida tormenta de nieve,
sobre vuestro ser se deslice y
vuestros sangrientas lágrimas
impregnadas en tristeza
entre lo negruzco desaparezcan.
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