lunes, 23 de febrero de 2015

Dejadme saciar mi sed


Lo sangrientamente eterno,
para mi pálido cuerpo
es sentir resucitar de miles
de infiernos tanta inmortalidad
que por oscuros parajes se perdió.

Amo sentir miles de lunas
llenas resplandecientes
reflejarse en el interior
de mi vacía alma que
alrededor de los grisáceos
muros de este mausoleo está.

Tanto dolor de estos afilados
colmillos hago sentir que en
frías noches de invierno, muy
lentamente,en seres humanos,
toda mi sed voy saciando.

Rojizos pétalos,a los desolados
muros de mi impenetrable ataúd
a mi venid;cada diminuta gota
de vuestra inunda mortalidad,
a las llamas que mi congelado
ser rodean,entregadla.

En mis oscuros esclavos convertíos
y permitid que los fríos copos
de esta gélida tormenta de nieve,
sobre vuestro ser se deslice y
vuestros sangrientas lágrimas
impregnadas en tristeza
entre lo negruzco desaparezcan.

Imagen extraída de:

domingo, 15 de febrero de 2015

Gélido violín


Ese dolor es escalofriante
y desolador como el frío
que estos desnudos arboles
sin ropaje,en un congelado
invierno sienten.

Las cuerdas de mi gélido
violín,bajo una resplandeciente
y inmensa luna llena
lentamente,con cada una
de sus cuerdas,nota a nota,
mi sangre a su sangre reclama.

Oh embriagadora y eterna
melodía,de los solitarios muros
de este castillo,hacia las congeladas
montañas donde él esté,navegad
y ese amor que hacia sus afilados
colmillos siento hacedselo saber.

De esos sangrientos besos
que las grisáceas paredes
de mi mausoleo bañaba,
por muchos siglos que pase
olvidarlos nunca pude.

Por favor,hacia mi azulado
cielo que durante mucho tiempo,
de un rojo infierno pintaste
vuelve;no puedo soportar ver
mi pálida piel vacía y dolida
sin saciar mi sed en tus fragantes
y inmortales brazos.

En medio de un negruzco rosal
sus cuerdas se rompen
sin saber si bajo algún anochecer
a mis frías sábanas que a tu oscuridad
tanto echan en falta.

Imagen extraida de:

domingo, 8 de febrero de 2015

Sangriento amor


En medio de una sangrienta
humareda de pesadillas,
en el interior de tu pálida
inmensidad,mis afialdos
colmillos te buscan.

Como una desolada alma
que su otra mitad gemela,
en medio de grises lápidas
sin ninguna gota de inmortalidad,
solitariamente vago.

Esos pálidos labios,
que todo entero
de sangre me visten,
 cada noche de luna
llena,lentamente,
deseo que me posean.

En esa hermosa eternidad,
que en mis vacíos muros
hechos de un frío hielo,
atraviesalos y de este
insoportable dolor,aléjame.

En esas fuertes garras
y en ese sangriento corazón
que tanto te aman,junto
a tu ataúd teñido de negruzcos
pétalos de rosa,déjame dormir.

Imagen extraida de

domingo, 1 de febrero de 2015

De esa copa


En este oscurecido
anochecer que tales
negruzcos bosques
esconde,tu rojiza
sangre siento.

Permite que tu azulado
firmamento,poco a poco,
tus sangrientos besos
en mi solitaria y fría 
palidez marcados estén.

Ese congelado dolor,
bajo una resplandeciente
luna llena,va cogiendo
más fuerza,arrebatándome
cada parte de mi en el interior
de tus gélidas venas.

Cierro los ojos y es sentir
tus fríos copos de nieve
rozar el filo de una copa,
en la cuál,cada diminuta
de tu sangre, suelo beber.

Dejemos que nuestros afilados
colmillos por este prudente invierno
naveguen y que alrededor
de grisáceas lápidas de ese rojizo
líquido se deslicen.