Como el color
de estos fragantes
pétalos, tan vacíos
como tu pálido corazón,
tus azulados ojos se tiñen.
Sobre congelados
inviernos, el más frío
de los silencios,
cada diminuto rincón
parece gobernar.
¿Con esta insaciable sed
de sangre, como pueden
tus sangrientos labios
con esa monstruosa ferocidad
convivir en este gélido
cuerpo con forma humana?
De mucho dolor, cada negruzco
rincón de mi desolado ser
vas tiñiendo dejando entrever
esos afilados colmillos,
que muertos de sed están.
Por favor, tu sangrienta
y terrorifica lluvia,
ayuda a despertar
de esta solitaria alma
a la misma oscuridad,
que tan escondida estaba.